Nací en San José de Ancón en época que los ingleses explotaban el petróleo. Hoy vivo en Quito y a la distancia observo tal vez con más objetividad lo que sucede en nuestra península y me preocupa. Desde lejos se ve mejor. Soy de los que luchó por ser provincia y creí que podíamos tomar rumbos que nos permitieran caminar hacia adelante. Pero parece que estamos estancados. Y hablo de los alcaldes. No veo mayores cambios, parecería que no hay planificación y dentro de esto un plan de desarrollo peninsular coherente y coordinado.
Somos tres cantones que por su cercanía parece fueran uno solo, de tal manera que muchas veces nos identificamos simplemente como peninsulares. Se necesitan las pequeñas obras, pero las que dejan huellas son las grandes soluciones. La península no puede crecer en caos, hay que ordenar su desarrollo, porque después todo será incontrolable y los cambios muy costosos. La ocupación del suelo, las calles, la recolección de basura y su destino final (tratado como mancomunidad antes que por cantones), el manejo de la pesca, los mercados, las vías de comunicación, la salud, las rentas, etc. y por sobre todo el entorno urbano para darle identidad, deben ser causa de preocupación y estudio profundo. Por ejemplo, no se ha aprovechado la hermosa vía Santa Elena – Ballenita para hacer un área atractiva al turismo. Tratemos de generar nuestras propias rentas para no depender solamente del poder central. No tengamos miedo a poner orden simplemente para no disgustar a los electores. Después el pueblo sabrá reconocer el progreso.
No veo preocupación por la arborización y todo se ve como un gran desierto. Cuanto me indignó ver que en Ancón se hizo un parque totalmente desentonado y se destruyó el existente que era parte de su historia. El parque central de Santa Elena también es sin gusto. Como si hubiera un mismo modelo para todos los lugares. Son ejemplo de cosas a corregir. Todo por amor a nuestra tierra.
Arq. Lester Meza Espinoza,
Quito
