jueves, 8 de septiembre de 2011

¡ El perfil de un candidato a veces engaña al pueblo!

17:50

Leonardo Rivadeneira

El pueblo a larga siempre tiene la razón dice un adagio popular, sin embargo, algunas veces ha sido engañado durante la larga historia política republicana .

Cuando se dan las elecciones en todas las estructuras posibles, sean concejales, alcaldes, prefectos, presidentes, asambleístas, etc, los candidatos presentan su mejor perfil, su mejor sonrisa, creo que se toman unas cien fotos para escoger la “efectiva”, luego en campaña dicen unas cuantas cosa interesantes, otros no dicen nada, sin embargo ponen su imagen y el ser conocido a veces les permite ser elegidos, los más audaces se “colan” en la lista más popular y de repente son elegidos.

Hablamos de engaño  porque de alguna manera los candidatos elegidos por votación popular presentaron una imagen y una dialéctica que hacía pensar al pueblo que serían tomados en cuenta, que recibirían obras en sus entornos, sin embargo, en el ejercicio administrativo no demostraron capacidad. Estas situaciones han sucedido en algunas provincias del  territorio ecuatoriano refiriendonos a la política nacional

Cuando estos casos ocurre, el pueblo se desmotiva, se desaníma y deja de creer en los políticos, a algunos, solo la obligatoriedad del voto, le hace cumplir con el compromiso cívico de turno

Pero, las elecciones seguirán dominando el panorama político nacional, y los ciudadanos esperamos, cambios en nuestros representantes a todas las dignidades. De rendición de cuentas ni hablar, han quedado en el papel, aquí en nuestra provincia observamos, que asambleístas piden información sobre tal o cual funcionario y reciben datos que parecen claves del Código da Vinci, donde hilvanar un criterio resulta tortuoso y perdida de tiempo, quedando muchas veces esas informaciones en el limbo de la fiscalización y nada más

No necesitamos ser adivinos para observar, cómo esos mismos personajes que han actuado con mediocridad hacia el pueblo,  por decir lo menos, intentarán nuevamente encaramarse en el carro de los elegidos.

Pero, el pueblo se acordará de sus actuaciones y el engaño no se repetirá.

 

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