Las sociedades del mundo están envejeciendo, incluso en América Latina. Cada
año nacen menos niños y aumentan los adultos mayores, un fenómeno que no
sólo redefine la estructura poblacional, sino que también transforma la
economía, mercado laboral, sistema de pensiones, consumo y producción de
alimentos. Según proyecciones
internacionales, en este mismo siglo la población mundial comenzará a disminuir
y cada vez habrá más adultos mayores y menos jóvenes. China, por ejemplo,
perderá alrededor de 800 millones de
habitantes hacia el año 2100, pasando
de 1.400 millones a cerca de 600 millones, una señal clara de que el cambio
ya está en marcha.
Un
estudio publicado en marzo 2025 en la revista Cambridge Journal of Regions, Economy and Society, liderado por la profesora
Mildred Warner de Cornell University, y profesora adjunta de la Universidad San
Francisco de Quito USFQ, Jonathan Guillemot de la Universidad San Francisco de
Quito USFQ, y profesora Xue Zhang de Penn State University, advierte que el modelo actual de
crecimiento económico tendrá que cambiar ante la reducción de la población
activa y el envejecimiento global.
¿Cuáles
son unos de los enfoques y soluciones que se deben tomar en cuenta para aplicar
a esta coyuntura? El informe aborda el concepto de “Care Economy” o economía
del cuidado, que reconoce el valor económico y social del trabajo de
atención a los adultos mayores entre otros servicios esenciales, muchos de los
cuales hoy no se contabilizan en el Producto Interno Bruto (PIB). Revalorizar y
fortalecer este sector será clave para sostener la cohesión social en las
próximas décadas.
“Ni Europa, ni Estados Unidos están
desarrollando políticas públicas profundas para enfrentar este cambio
estructural”, afirma Guillemot. “Los esfuerzos se han centrado en aumentar
la natalidad o la inmigración, pero no en transformar la base económica para
adaptarse a un futuro con menos jóvenes y más adultos mayores”. La
planificacion de las ciudades deberán reconfigurarse para responder a las
necesidades de una población más envejecida: movilidad, salud, vivienda y
espacios inclusivos. Asimismo, la demanda de cuidadores aumentará, lo que hace
fundamental planificar políticas migratorias y de empleo que atiendan esa
necesidad.
El decrecimiento demográfico plantea desafíos
importantes, pero también abre oportunidades para reinventar la economía y las
dinámicas sociales. La USFQ refuerza su papel en este debate, contribuyendo con
investigación que permite entender cómo estos cambios afectan la sostenibilidad
económica y social a nivel global.
De esta
manera, este estudio invita a los gobiernos, sector público, privado y
ciudadanía a repensar desde ahora la manera en que producimos, consumimos y nos
cuidamos mutuamente, en un planeta donde el decrecimiento demográfico será la
nueva normalidad. .
