LEONARDO RIVADENEIRA
La Universidad de las Artes se creó hace 10 años en Guayaquil,
le dieron algunas estructuras físicas para desarrollar su labor: parte del
edificio de la gobernación del Guayas, el Banco de Descuento para su Biblioteca,
un piso en el Banco La Previsora entre los que recuerdo.
El año 2022 se matricularon en pregrado 1525 alumnos , La Escuela de Artes Visuales es la que mayor número de matriculados tiene: 399, seguida por la de Cine, anotó Bustos. Y de la UNAE, son 95 los alumnos que llegaron de Azogues –donde se encuentra su sede– para continuar sus estudios en la carrera de Pedagogía de Artes y Humanidades (que la Universidad Nacional de Educación comparte por convenio con la UArtes). Son datos y textos de la propia universidad.
Muy bueno que se haya creado la Universidad de las Artes el año 2014,
debió fundarse, mucho antes, sin embargo, preocupa muchos aspectos, ¿hay
espacio laboral en nuestro país para los que se gradúan en esta institución?, ya
que el título no es garantía de que habrá un trabajo pronto para los profesionales
de esta universidad, tomando en cuenta que las políticas públicas culturales de
los gobiernos de turno han fallado en este propósito, por los insignificantes
presupuestos que perjudican la labor de investigación.
Al hablar de investigación, es lamentable que la Universidad de las Artes no
posea un buen ranking a nivel académico, en la pagina Web difunden
sus logros y sorprende las escasas investigaciones y publicaciones, sus autores
prolíficos no llegan a 5, todos son extranjeros que laboran ahí.
Estas publicaciones tienen como referencia el Índice “h”.
Que es una medida del rendimiento de la producción científica de un
investigador la cual determina, según la cantidad de artículos y el número de
citaciones de los mismos, cuál ha sido la utilidad de sus publicaciones para la
comunidad científica internacional. En ese aspecto lo publicado tiene poco
interés a nivel universal, es decir una baja calificación con respecto a
autores de universidades de otras regiones. Por ejemplo: una autora de la U. de
las Artes (omito el nombre para evitar susceptibilidades) con 3 publicaciones apenas
recibe 12 citas, comparándolo con otro autor de la universidad de Huelva, España
(El primero de nuestros investigadores en la lista es Pedro J. Pérez, que
aparece en la posición 1064. Su índice h
ha subido a 47 (46 en la anterior edición) y su número de citas asciende a 7518
(7036 en la anterior edición).
La clasificación según los índices h de la Universidad de
las Artes en el ranking en América Latina # 1.208 (entre 1.716). Puesto14.726
entre 18.472 en el mundo. Estadísticas preocupantes si tomamos en cuenta que la
Universidad de las Artes pretende inmiscuirse en el quehacer del arte en la
ciudad de Guayaquil.
Mediante convenios interinstitucionales pretende asesorar a
la municipalidad de Guayaquil a través del tradicional “Salón de Julio”, lo
mismo con el Ministerio de Cultura y su red de museos en la ciudad. Esta decisión de los que dirigen la institución superior ha generado críticas de
estudiantes y artistas en general, que ven en ese inmiscuir el propósito de
influir en ambos contextos para beneficiar a su entorno, cuando en el país y la
ciudad existe decenas de artistas con capacidad y talento que desean participar
en concursos y exponer sus propuesta.
Una universidad con profesores que poco aportan en el ámbito
científico pretende apoderarse o dictar teoría sobre lo que deben hacer los
artistas, muchos catedráticos son simples seguidores de manifiestos y problemas
del mundo contemporáneo, lo dable es rescatar lo nuestro, en esa temática la
investigación es escasa. ya que no existe convenios con los museos de la ciudad que aporten con información virtual o presencial sobre los artistas de la reserva, esa es una sus funciones, instruir a la comunidad
Con estos antecedentes y la poca investigación de la U. de
las Artes en otros ámbitos, nos preguntamos ¿dónde van a laborar los graduados?
en un mercado cultural pobre, con exiguas galerías en la ciudad, museos escasos que
dan cabida a sus amigos con el pretexto de arte contemporáneo, tratando de que
las virtudes de artistas que ya son parte de la historia como Marcel Duchamp, Marina
Abramović, sean uno de los caminos del arte actual, desechando la creatividad que en su tiempo planteó el expresionismo social de Guayasamín, Kigman, o el constructivismo
del hace poco fallecido Estuardo Maldonado que investigó en variados
materiales, la teoría “Signología funcional” de Humberto Moré, como modelos de
camino del arte contemporáneo, tratados bajo otras premisas.
En nuestro país tenemos el defecto de no creer en los
nuestros, a tal punto que en la Universidad de las Artes proliferan en cargos
importantes extranjeros de poco aporte al objetivo planteado a largo plazo que
es la creatividad.