Guayaquil hasta antes de la dolarización (1999) mostraba gran
actividad en lo concerniente a exposiciones pictóricas y escultórica, difundida por los medios de comunicación en gran parte por seres ilustrados amantes del arte que hacían labor de críticos
como Luis Martínez (Zalacaín) otros lo
conocían como el chileno, Hernán Rodríguez Castello, Ignacio Carvallo Castillo,
Fernando Cazón Vera entre otros, que escarbaban, analizaban con buen criterio
las metamorfosis de los artistas, que expresaban a través de sus obras sus
intenciones, sus mensajes, su práctica, su lúdica manera de tratar los
materiales.
De pronto vino la crisis, nuestra moneda el sucre se fue
evaporando, de 4000 sucres por un dólar llegó a 25.000 sucres por un dólar, las
condiciones de vida cambiaron, millones de ecuatorianos migraron a España e Italia
en busca de subsistir.
El arte como ahora que estamos en pandemia sufrió una larga recesión,
presentar una exposición requería de mayor inversión del artista solo en
materiales. Afectó en gran medida a los creadores esta devaluación, las exposiciones
se convirtieron en esporádicas, los artistas renombrados bajaron sus ventas, algunos
espacios se cerraron, en un proceso que duró años, teniendo muchos que vivir de
sus pequeños ahorros, fue lamentable para los artistas, igual que ahora.
Sin embargo, es bueno recordar a creadores que destacaron en
las últimas 3 décadas del siglo XX que tuvieron menos promoción de lo que se
merecían como es el caso de Roosevelt Cruz (1946 – 1994) falleció joven, mostró
su inventiva en cuadros semi abstractos, grandes, medianos y pequeños. Como tal
fue ganador de algunos salones de pintura del país.
Eran planteamientos con fondos de cromáticas diferentes que
daba luz y espacio como invitando a soñar al espectador, esa cromática variaba
en tonos ocres, verdes claros, azules, rojos, eran fondos armónicos que
mostraban un efecto para lucubrar, manteniendo su impronta propia, una
caligrafía que mostraba en casi todas sus obras, con ojos melancólicos,
reforzados con una especie de pestañas llamativas como expresando “estamos
observando en qué mundo vivimos”
Otro artista prodigioso de aquella época fue Bolívar Peñafiel,
guayaquileño (1934- 2004) con óleos de tinte expresionistas con gran dominio de
tonalidades y degradaciones provocando un efecto de luz y volumen, sus obras
tenían una temática prioritaria, el ser humano en su hábitos comunes, pero con
el mensaje de su dura lucha para subsistir, en un entorno donde la pobreza lo condiciona.
Cruz y Peñafiel dos pintores con temáticas diferentes, pero
de gran aceptación entre los amantes del arte, que no han tenido espacio en la
crítica actual para recordarlos en la medida de sus cualidades.