No es necesario mencionar a los líderes actuales inmiscuidos
en la política, hay buenos, regulares y una mayoría deficiente. Esa percepción ya la tiene la comunidad peninsular, ni
siquiera es necesario hacer una encuesta. Muchos no están presos porque las instituciones pertinentes parecen que miran para otro lado.
A sabiendas de esa base, los nuevos líderes deben mantener otra
óptica, nuevos paradigmas deben ser parte de su sustento teórico a la hora de
presentar sus propuestas en bien de una comunidad atrasada por culpa de los de
siempre.
Quizás no deban venir del estrato político los nuevos
administradores de la cosa pública, porque han sido muy limitados, quizás los emprendedores
pueden ser una nueva opción, o tal vez personas con mayor preparación y sentido
común que los líderes actuales.
Entendemos que no es fácil destronar a los políticos establecidos
por la gran inversión que realizan, si para ellos colocar tres alcaldes y un
prefecto le cuesta uno o dos millones de dólares, ni cosquillas les hace, porque
con el membrete de ser políticos las alcaldías y prefectura se han convertido
en un botín.
Por eso los ciudadanos de las 8 parroquias de la provincia
de Santa Elena indignados protestan con derecho, han esperado tanto para que al terminar
el año las obras prometidas no se cumplan.
En el presente el mejoramiento de la educación especialmente
de los jóvenes de la provincia de Santa Elena, permite que el estudiante, el profesional,
el emprendedor nativo, se de cuenta que sus esperanzas de progreso están
postergadas, mientras a su alrededor pululan mediocres funcionarios arrimados a los políticos de turno
se benefician a veces corruptamente.
En todo proceso político los líderes tienen su auge y su
caída, hoy la mayoría va por ese descenso político y cognoscitivo, se aferran a no dejar esos
cargos de elección popular en una actitud casi obsesiva de servir a su manera aunque
el pueblo observa que ese servicio no le llega.
El que políticos de vieja data estén aún el poder, significa
que la sociedad peninsular se estancó, o confío demasiado en ellos, hoy la provincia
de Santa Elena está pagando las consecuencias de aquello, continúa el manoseo político y los condicionamientos para seguir en los cargos gubernamentales
Ni con críticas, ni con pedidos esos personajes van a
entender las necesidades de la ciudadanía peninsular, así estén en el poder 50
años, la meta de muchos de ellos es mejorar su economía no sabemos cómo, si
pasan supuestamente dedicados a servir.
No debemos quejarnos la ciudadanía está abriendo sus mentes
para defenestrar a los mismos de siempre, también a los corruptos funcionaros
que en estos 10 años han almacenado algo de dinero e intentan con ello seguir como
candidatos seccionales.
El cambio de la provincia de Santa Elena no lo hacen los
líderes políticos, lo logra la ciudadanía, prueba de ellos es la
provincialización, los que sufrieron, los que pasaron vicisitudes, los que derrocharon lagrimas de valentía ingenuamente siguen
esperando el progreso para sus hijos.