El progreso de las ciudades depende indudablemente de la
planificación que hagan los burgomaestres, quienes constantemente en campaña
proselitistas han mencionado la palabra progreso, es decir hablan de adelantos
y mejoras, que redunde en beneficio del ciudadano a través de obras de distinto tipo, sin
embargo, los visitantes, acostumbrados a observar pueblos mejores concebidos y
ordenados, no sienten esa mejora, más vale se quejan de los regulares y lentos
servicios municipales a la hora de realizar un trámite.
Turistas que vienen a los 10 años observan, enrumbándose por
la carretera principal desde la entrada al cantón Santa Elena, pasando por
la Libertad hasta llegar a Salinas, que el panorama no ha cambiado mucho. El ejemplo
más claro son los caminos laterales de toda la carretera en la zona urbana, el
paisaje es deprimente, casa viejas o medias viejas, los tres cantones no han
podido en 20 años mantener a los lados de la carretera un espacio verde que
aliviane ese golpe de vista que para el turista significa que estamos entrando
a ciudades pobres, desordenadas. Irónicamente hay más espacios verdes en las
casas de los ciudadanos que en la vía pública.
El culpable no es un solo alcalde, la responsabilidad recae en todos, unos más activos que otros, porque
estamos hablando de 20 años de un desarrollo insignificante si comparamos con
otras ciudades. No debemos compararlo con el progreso interno, porque si lo
hacemos, siempre estaremos a 30 años de las ciudades más desarrolladas de
nuestro país.
Los adelantos deben lograrse a través de una planificación,
pero ¿qué planificación dejan los burgomaestres a su paso?
Recordemos a los burgomaestres de los últimos 20 años.
En Salinas: Nelly
Guerrero, Vinicio Yagual, Paul Borbor, Daniel Cisneros
En La Libertad: Patricio Cisneros, Marco Chango y Antonio Espinoza
En Santa Elena: Jimmy Candell, Dionicio Gonzabay y Otto Vera.
Es decir solo 10 personas han manejado las tres ciudades en
los últimos 20 años, la resultante: tres cantones: sin árboles, grandes sectores
sin un verdadero servicio de agua potable y alcantarillado, sin un camal
regional (no funciona, después de 5 años de intentar restablecerlo), lagunas de
oxidación mal tratadas, contaminación ambiental por todos lados, ciudades con
infraestructura física en condiciones deplorables, desorden en mercados, asentamientos
en sitios de alto riesgo permitido por las mismas autoridades, como epílogo los
ciudadanos empobrecidos por el escaso turismo y la poca inversión productiva.